Cuando no queda nada que decir - Carta 52 de 365
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"Nadie conocía los secretos mejor que tu, que estalle la guerra por ti"
Recuerdo la ultima oportunidad que tuve de mirarte a los ojos, paralizado me quedo navegando en la profundidad de tus pupilas dilatadas, mi boca pedía guerra, mi cabeza gritaba tregua y yo tenia miedo a equivocarme.
Nunca debí hacerle caso ¿Que hubiera pasado si te hubiera besado? jamas lo podré saber, fantaseo con saber el sabor de tus labios, dulce, salado o amargo estoy dispuesto a comprobarlo. Y es que ni en mis sueños mientras duermo has dejado de existir, mi cabeza te imagina y eso hace que me levante feliz.
Idealizo rozar tu clavícula con la yema de mis dedos tibias, analizo tu sonrisa y las ganas de querer seguir jugando mientras pido tiempo muerto. Yo que siempre quise probar, ahora lo tengo claro, palpitaciones y sudores fríos si te tengo delante de mi, se me corta el aire y se me olvida lo que voy a decir al instante. Uno no sabe que sera mas complicado si aprender a vivir sin ti, o saber sabiendo que estas, pero lejos de mi.
Esto trata de espinas clavadas tan grandes como el sentimiento perdido de un enamorado que naufraga a la deriva pidiendo un bote salvavidas, grito, rompo la voz, pido ayuda y cuando creo que la encuentro la marea de poniente me lleva hacia la otra orilla. Muchos se cansaran de nadar, se quedan a flote, se dejan llevar, yo, dispuesto a nadar a contracorriente me enfrento a cualquier barco pirata que se me ponga delante. Me duele el cuerpo, me duele el alma, pero eso cicatriza si encuentro tu calma.
Nada más por hoy. Te escribo mañana
Posdata; Cuídate: Carta 52 de 365
"Nadie conocía los secretos mejor que tu, que estalle la guerra por ti"
Recuerdo la ultima oportunidad que tuve de mirarte a los ojos, paralizado me quedo navegando en la profundidad de tus pupilas dilatadas, mi boca pedía guerra, mi cabeza gritaba tregua y yo tenia miedo a equivocarme.
Nunca debí hacerle caso ¿Que hubiera pasado si te hubiera besado? jamas lo podré saber, fantaseo con saber el sabor de tus labios, dulce, salado o amargo estoy dispuesto a comprobarlo. Y es que ni en mis sueños mientras duermo has dejado de existir, mi cabeza te imagina y eso hace que me levante feliz.
Idealizo rozar tu clavícula con la yema de mis dedos tibias, analizo tu sonrisa y las ganas de querer seguir jugando mientras pido tiempo muerto. Yo que siempre quise probar, ahora lo tengo claro, palpitaciones y sudores fríos si te tengo delante de mi, se me corta el aire y se me olvida lo que voy a decir al instante. Uno no sabe que sera mas complicado si aprender a vivir sin ti, o saber sabiendo que estas, pero lejos de mi.
Esto trata de espinas clavadas tan grandes como el sentimiento perdido de un enamorado que naufraga a la deriva pidiendo un bote salvavidas, grito, rompo la voz, pido ayuda y cuando creo que la encuentro la marea de poniente me lleva hacia la otra orilla. Muchos se cansaran de nadar, se quedan a flote, se dejan llevar, yo, dispuesto a nadar a contracorriente me enfrento a cualquier barco pirata que se me ponga delante. Me duele el cuerpo, me duele el alma, pero eso cicatriza si encuentro tu calma.
Nada más por hoy. Te escribo mañana
Posdata; Cuídate: Carta 52 de 365
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